Además, en tanto que vivimos en una época de beneficios acelerados, bajo la formula de vida: Vida = + provecho * - tiempo´, nos hemos proyectado como necesario el bienestar personal sacrificando el desarrollo intelectual (también personal). Dicho de otro modo, se nos ha fomentado el triunfo económico (sin importar sus medios) por encima del estudio. Y -aquí es donde entra el aempleado- como un a de las deficiencias o males del hombre es la pereza, no le conflictúa o molesta este modelo de vida, por el contrario, acaba siendo seducido y asimilándolo.
Por tanto -el aempleado-, optará por un trabajo personal, es decir, donde no tenga que rendir cuentas a nadie, donde no esté sujeto a un horario ni otras normas, donde no tenga que convivir con otras personas de distintas ideologías, en fin, donde no se le exija un desarrollo o una capacidad intelectual´´. Optando -y este es el fenómeno peculiar- por lsa venta -de productos turbios que dañan a nuestra de por sí dañada economía- en los medios de transporte públñicos´´´. Finalmente, es bastante molesto e incomodo tener que estar soportando a este tipo de gente, en -sobra decirlo- su actitud, amplificadores o bocinas a decibelios altos, vocabulario bastante vulgar. Pues existen ocasiones en que uno lo que quiere es dormir o leer o platicar o somplemente, no tiene porque ser alterado en su viaje.
Cabe hacer una aclaración, para no ser mal interpretado,. Estoy consciente de la situación económica tan nefasta en la que se encuentra la sociedad. Sin embargo, existen al menos dos vías provocadas por aquel problema. El primero tiene que ver con la falta de oportunidades de empleo y de educación, el segundo es el de la pereza aún contando con esas oportunidades, de empleo pero sobre todo de educación. Y es que la época de los beneficios acelerados sólo nos deja ver los ingresos monetarios y nubla la gratificación intelectual. Por ello, muchos jóvenes son seducidos por un trabajo fácil sin garantías, rechazando una educación, aún teniendo un garante económico que se los permite. Así, tenemos vendedores en el transporte público con bajísimo nivel mental y con ello una visión de vida bastante limitada.
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´ Parafraseando a Antonio Caso, "La existencia como economía, como desinterés y como caridad"
´´ Por otro lado, no estoy a favor de las empresas que enajenan al hombre, pero tampoco a favor de la pereza intelectual, por ello señalo arriba la convivencia con otras ideologías.
´´´Tampoco comparto la visión de estas empresas que encarecen los productos, sean discos, libros, software. Pero ello no nos confiere derecho a lucrar a grandes medidas, porque cuando se trata de alcohol o cigarros sí que podemos hacer el esfuerzo y gastar cuanto sea necesario.
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